Es difícil a no ser seducido hasta el punto de perder todo control, o al menos para mi, en los mercados rurales. O, específicamente, en el mercado en el próximo pueblo, Chiché. Aquí en mi pueblito el mercado es un poco pequeño; no hay grandes cantidades de vendedores y grandes variedades de cosas. Pero el mercado en Chiché es muy extensa y a veces aparecen cosas novedosas y sorprendientes. Hoy, por ejemplo, fresas preciosas y dulces. Tuve que resister la tentación de comprar un gran cantidad, tomando en cuenta que (1) soy una sola persona y (2) el refri que tengo es muy chiquito. Siempre los vendedores y las vendedoras preguntan a uno, "Solo una libra?" -- se supone por la necesidad de hacer mas ventas, pero creo que también porque aquí en general las familias o los hogares tienen muchas personas.
No puedo llevar mi camera al mercado si voy a comprar. Es imposible -- o al menos para mi -- cargar una canasta llena de cosas pesadas (frijoles, zanahorias, por ejemplo), o dos canastas, y manipular una camera con precisión. Para tomar fotos, o fotos buenas, tendría que ser un día que no iba a hacer compras -- y este día no ha ocurrido todavía.
La tentación existe siempre de comprar mas de que soy capaz de consumir en una semana. Las fresas son preciosas, pero después de comprarlas aparece un muchacho con unas piñas que emiten un olor que me mata. Compro una variedad de queso, y luego veo alguien con otra variedad que también me gusta. Hoy vi por primera vez (hace como un mes que no he ido a Chiché para el mercado) vi hongos -- no hongos cultivados pero hongos de verdad; parecían variantes de shitake y otro que no recuerdo el nombre pero un micólogo lo va a reconocer facilmente. Decidí a no comprar, porque ya tuve arvejas, rábanos, y unas hojas verdes que realmente no tienen nombre en español; cada vez que veo distintas variedades de hojas verdes, que en los Estados nosotras llamamos por diferentes nombres, y pregunto a alguien "Como se llama esta, y como se llama este otro?" siempre me dicen "hojas". Entonces, quedo con la esperanza que otra semana van a estar otra vez.
Más que las verduras, las docenas de variedades de chiles, uno encentra otros tesoros: huevos frescos, los que nombramos "rango libre" que quiere decir, huevos que vienen de gallinas que no son secuestradas en jaulas. Los huevos son un poco irregulares en tamaño y forma, y en color -- de los seis que compré, hay variaciones subtiles en color. Cuestan más pero tienen un sabor distinto y son mas saludables también.
Los tejidos también seduzcan con sus colores vibrantes. Hoy compré una servilleta de un tipo que he admirado mucho y he querido tener. Es una servilleta tejido con un diseño sencillo, pero arriba del tejido viene la parte bordada. Lo que yo compré creo tiene venados, patos o gallinas, quetzales, sapos y otros animales (alguien con más conocimiento de la simbología maya puede decirme exactamente cuales son).
Trato de ser consciente con mis compras. En el sentido que entiendo que para muchas personas rurales el día del mercado representa la única oportunidad para algún ingreso. Entonces trato a comprar cosas de diferentes vendedores. Frijoles negros de una persona, colorados en otro lado. Busco las señoras que solamente tienen un producto, o que tienen muy pocas cosas a vender, para no solo beneficiar los que tienen ventas mas grandes. Yo sé muy bien que el quetzal que doy a una señora mayor, sentadita en una esquinita con unas poquitas verduras arraigadas arriba de una servilletita viejita, para una "mano" de rábanos no va a cambiar su situación radicalmente pero este quetzal significa más para ella, digo yo, que para la persona con una estación de venta muy grande, o que vende productos más caros, donde cada venta la trae más pisto. No pretendo ser condescendiente; no veo mis compras como caridad. Pero si voy a gastar X quetzales en el mercado prefiero que una parte de mis gastos beneficia los mas necesitados.
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