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Saturday, April 23, 2011

Mala Suerte, parte 2-- procesion cancelada, otra cena perdida

Las lluvias han comenzado en serio, parece. Y realmente no debe ser tan egoista a quejar sobre mi problemas personales porque una cena es una cena. Aunque la invitación vino de Doña Anastasia, una de las compañeras de Ixmukané, quien ha querido invitarme desde hace un buen tiempo a compartir con su familia.

Fui a Chichi ayer (viernes santo) en la mañana para la primera de tres procesiones que fueron programadas para ese día. Comento sobre la procesion de Chichi luego. Pero el sol estaba brillando, una frescura agradable en el aire, y a las 8 de la mañana, poco gente en las calles. Terminando la procesión, decidí a volver a Chinique para ver la procesión allí. Super que no iba ser ni tan elaborada ni tan grande como la de Chichi, pero es el pueblo donde estoy viviendo y también quería poder subir hasta Tapesquillo para cenar con Anastasia y su familia.  Llegue a Chinique a las 1 y algo, y ya los jóvenes estuvieron trabajando el las alfombras que adornan las estaciones de la cruz. 

Es un pueblo chiquito, y entonces algunas calles fueron cerradas y tuve que hacer varios desvios para llegar a mi casa. Miré por ambos lados cuando desembarqué del picop: una estación al fondo de mi cuadra, cerca de la Farmacia Esquipúlas, y otra estación en la otra dirección, frente al pequeño santuário o capilla.  Ya no pude salir hasta que la procesión había pasado. 
 Almorzé y salí para tomar fotos de las alfombras en creación. Algunos ya eran mas o menos terminados; los otros eran "en proceso".  Vi en algunos caso una persona mayor -- puede ser un maestro, por ejemplo -- dando instrucciones o animando a los jóvenes pero en general estaban trabajando solos. 
Otra cosa notable es que los equipos de trabajo eran divididos por sexo: los equipos era solamente de muchachas o solamente de muchachos; no vi a un equipo "mixto".  
Creadores con su obra
En general los jóvenes se pusieron muy tímidos y comenzaron a reir y esconder sus caras. Unos seguramente estaban haciendo comentarios sobre mi (conversaron en una mezcla de K'iche' y español, o al menos los equipos cuyos miembros eran mayormente o solamente mayas).  Una cosa notable era que todos que estaban trabajando en las alfombras eran jóvenes. En cambio, en Chichi (aunque solamente vi la construcción del algunos), pareció que adultos y jóvenes fueron involucradas. 


Las alfombras en Chinique fueron construidos de serrin (serrin de pino; el aire acre con el olor inconfudible de pino), tintado en varios colores. Parece que la técnica básica era: hacer un rectángulo grande como fondo, utilizando un color neutral, y luego hacer adornos con plantillas y también a mano. 


No creo que vi a todas las alfombras (y ahora, una lástima) porque pensé que iba a ver los otros durante la procesión. Mirando a un altar frente a una casa, una señora me vio y comencemos a conversar; me invitó a entrar y allí compartí un plato tradicional para viernes santo: bacalao preparado con una salsa de tomate, pimientas rojas (no picantes), aceitunas, alcaparras, y cebollas chiquitas (lo que llamamos en los estados "cebollas de perlas"). 
Mientras estuvimos hablando (yo mayormente escuchando) y comiendo - no solamente platos de bacalao pero platos de dulces caseras, frutas confitadas, cocidas en un jarabe de panela y no sé que otra cosa, comenzó a llover, primero lloviznar, y luego llover en serio. Esperé un rato para ver si la lluvia iba a parar, y cuando no parecia que iba a parar pronto, me despedí de mis anfitriones y salí caminando rapidamente. Vi a los jóvenes corriendo para cubrir las alfombras con plástico y buscando asilo bajo de los aleros de las casas cercanas. Tenían caras largas -- todo el trabajo que se han realizado en peligro de perderse,  desaparecerse con los aguas. Ya los margenes de las alfombras estaban comenzando a llevarse con las aguas, porque los plásticos solamente cubrieron el centro del diseño. 

Llegué a la casa; a las 5, viendo que la lluvia no había parado ni disminuido, llamé a Anastasia para confirmar que no pude subir hasta Tapesquillo; me dijo que si pude venir el sabado (o sea, hoy) todavía era bienvenida. Vamos a ver. La lluvia siguió por varias horas, hasta las 8, mas o menos, cuando salí para poner el carro en el parqueo. Escuche de una casa el la cuadra de parqueo, los sonidos de una fiesta ... música alta, voces animadas.... rompiendo un poco el silencio ya la oscuridad del pueblo.

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