No he querido pensar ni mucho menos escribir sobre algunas cosas que, en la esquema grande del mundo, no son tan importantes. Pero realmente, tengo que enfrentarme con los hechos, como dicen en los policiacos. Han desaparecido algunas cosas mías durante mi estancia en Guatemala. No son cosas muy grandes; no son cosas muy caras; no son, en otras palabras, cosas del otro mundo. Su desaparición (o mejor dicho, sus desapariciones, porque se supone que no desaparecieron de un solo pero uno por uno) no va a causar una interrupción en mi trabajo. Pero son -- o eran -- cosas mías.
Para precisar, son los siguientes:
(1) Un bracier (no sé cual es la palabra en Guatemala: en Cuba dicen "adjustador"; el diccionario dice "sostén" o "sujetador"; otro diccionario ofrece "bracier", "brasier", y "brassiere") tipo Wacoal, color negro, nuevo, en mi talla (disculpa si no pongo mi talla de bracier en mi blog, pero podemos decir que no es una talla muy común. Yo sé que no es común porque cada vez que tengo que comprar un nuevo bracier me cuesta mucho trabajo encontrarlo en la talla correcta).
(2) Un par de sandalias, de la marca "Crocs", color café, talla 7.5
(3) Una chaqueta ligera de algodón, marca Gap, color negro, talla S o XS (no recuerdo).
Es POSIBLE, posible que dejé la chaqueta en algún lado -- que fui a una reunión o a la casa de alguien y la dejé allí inconscientemente.
Pero las sandalias no. No es posible que fui a algún lado con sandalias puestas y volví descalza. Es posible que están escondidas en algún rincón del apartamento en Antigua porque es muy oscuro adentro; voy a mirar otra vez.
Tampoco es posible que dejé el bracier, sostén, adjustador, lo que sea, en algún lado. No he estado en una situación que me demandó a quitarme la ropa fuera de mi casa, con la excepción del día que fuimos al balneario fuera de Chichi, pero (a) no tuve puesto este bracier aquel día, y (b) aunque quité la ropa para ponerme la trusa, luego quité la trusa mojada y volví a vestirme en la misma ropa.
Entonces, las únicas conclusiones son (a) que un día el viento llevó mi bracier, o (b) alguien (y tiene que ser alguien conocido) se lo llevó, aunque no conozco a NADIE aquí que puede usar la misma talla (estamos hablando de "cosas de mujeres", y si algunos de mis amigos masculinos quieren saber como estoy segura, les digo, nosotras sabemos lo que sabemos).
No será la primera ni la última vez que este tipo de cosa ocurre a mi o a otras extranjeras. Si una viaja o vive en un país con un nivel de pobreza, o un país menos rico que su país de origen, aunque una personalmente no es rica (comparada con otros en su país), todos sabemos que somos muy privilegiados relativamente, particularmente comparada a la gente en nuestro nuevo alrededor. Yo he visto tantas compañeras en las reuniones, sobretodo mujeres de lugares muy rurales, con zapatos medio rotos; algunas andan descalzas. Y niños con ropa media rota.
Las otras ocurrencias desagradables tienen que ver con el carro, el famoso picóp. Hace como 2 meses, en el portón de la casa de unos amigos en Tapesquillo, alguien sacó un aro de una llanta. No era nada mas que un adorno; el aro no tuvo ninguna función estructural. Pero fue parte del costo del carro.
También, algunas semanas después, una noche alguien me quitó los dos espejos en el exterior del carro -- que estuvo en la calle frente a mi casa. Fue una noche cuando no tuve energía a meter el carro en el parqueo, que queda 2 cuadras de la casa.
El los dos casos, no sé si era personal -- o sea, porque alguien sabía que fue MI carro, o sencillamente un acto de delincuencia hecho al azar. Como dicen mis amigos chapines, SABER!!!
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