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Monday, July 20, 2015

Visitando a los presos politicos: la biopolitica de la carcel

Here is a text that I wrote to introduce a few words that Rigoberto dictated to me the second time I visited him in the Preventive Detention Center on Saturday, July 18. It's in Spanish but you can use the "translate" button above. I will eventually do a version in English, which probably will not be 100% identical to this one.

Aquí les comparto un texto que escribí para introducir algunas palabras que me dictó Rigoberto la segunda vez que fui a visitarlo en el Preventivo. 

Siempre es un privilegio a pasar unas horas en la compañía de Rigoberto Juárez Mateo, encarcelado injustamente en el Centro Preventivo de la Zona 18. Esta vez, el pasado 18 de julio, acompañé a su esposa, uno de sus hermanos quien recientemente llegó de los Estados Unidos y un representante de UDEFEGua, una organización que apoya los defensores de derechos humanos.

Una visita al Centro Preventivo, en ciertos aspectos, es como visitar a otro país u otro mundo, con sus propias reglas y su propio orden (o desorden) social, con su propia cultura y sus propias estructuras socio-político-económicas. Pero hay que recordar que, a la misma vez es un país o un mundo formado por la sociedad guatemalteca, y refleja la sociedad mas amplia.  Esto no es un análisis u observación netamente original –hay muchos estudiosos y otros presos políticos quienes han analizado y criticado el dicho “complejo prisión-industrial” como componente esencial en mantener el sistema capitalista. Podemos nombrar, entre otros, la experta legal Michelle Alexander y el preso político Mumia Abu-Jamal. Entonces podemos mirar al Preventivo como un microcosmo de Guatemala.

El sistema penitencial es un sistema de control y disciplina– no solamente para disciplinar a las personas que tienen la mala suerte de haber sido señalado de haber cometido lo que el sistema jurídico ha identificado como algún delito  y quienes constituyen los sujetos de un sistema que está diseñado para robarles no solamente de sus derechos pero de su dignidad, su identidad, su membresía en su comunidad y en la nación, o sea, robarles de su humanidad y de su ciudanía. Es un sistema construido a deshumanizar a los presos—por lo menos, los presos que vienen de las clases populares. Las visitas y la regulación de las visitas son mecanismos de mantener cierta disciplina sobre los reos, porque las guardias pueden negar a un reo el derecho de tener visitas, por lo tanto que las definen como privilegio y no como derecho. En el caso de los compañeros presos políticos en el Preventivo, solamente tienen derecho de visitas el día sábado, mientras otros presos pueden recibir visitas en algún día entre semana.

También el sistema penitencial y el sistema jurídica son diseñados a controlar y disciplinar la población fuera de los cárceles, La existencia de las prisiones y la grande población encarcelada sirve como recordatorio para la población en general de la precariedad de sus vidas y las consecuencias de caer mal a alguna autoridad.  En esta instancia, la prisión ejerce un control sobre las familias de los presos, que hacen grandes sacrificios para visitar con sus seres queridos y ofrecerles apoyo emocional (por su presencia) y económico-empírico (por traerles alimentos, otras necesidades como jabón o ropa, y dinero para cobrar sus gastos). Porque también el cárcel tiene su propia economía interna, como nos comentó Rigoberto la primera vez que le visité en la cárcel hace 2 semanas. Los familiares y los amigos quienes vienen a visitar tienen que someterse a la disciplina de la prisión el momento que bajan del transporte y suben la loma a la entrada de la prisión. O quizás empieza antes, en las preparaciones, porque uno tiene que recordar que no puede portar reloj, billetera, mas de Q500 en efectivo, tacones, teléfono, leche en polvo y docenas de otras cosas prohibidas. Es una disciplina o tecnología de control netamente física, porque el sistema determina como uno usa su propio cuerpo. Como señalan las feministas, para el sistema capitalista-extractivista, los cuerpos de las personas son nada mas que otro territorio a colonizar. Las visitas también representa una ruptura en la rutina cotidiana y la economía domestica para las familias de los presos, sobretodo los que, como nuestros compañeros, son encarcelados en una prisión muy distante de sus comunidades. Cada visita representa una gran inversión de dinero para familias de escasos recursos, y tiempo que no pueden dedicar a sus cultivos, sus ganados, sus pequeños negocios u otras formas de actividad económica. Visitar el Preventivo desde Santa Eulalia implica un viaje de 9 o 10 horas en bus cada vía, es decir salir el día o la noche antes para llegar al Preventivo a las 5:30 o 6 de la mañana, para obtener una buena posición en la aparentemente interminable cola de visitantes ansiosos. 

Aunque hayan regulaciones sobre las visitas, en realidad mucho depende en el humor de las guardias de torno en algún día determinado.  La primera vez que visité, el 4 de julio, pasemos por los primeros pasos – registrando los nombres y una inspección somera de las bolsas y paquetes – en una manera bastante ordenada, pero este ultimo sábado 18, las guardias de torno no estaban preparados y esta causó tanta frustración entre los visitantes que hubo una desbandada hacia el portón. Luego, a llegar a la mera entrada de la facilidad, los visitantes se arreglan en colas por el sector que van a visitar y esperan y esperan y esperan.  A veces abren la puerta a las 8, me confirmó la esposa de Rigoberto, Juana Méndez, mientras el sol subió y comenzó a calentarnos, pero a veces abren hasta las 11, sujeto al capricho de los guardias de turno, dejando muy poco tiempo para la visita, solamente suficiente para dejar las cosas que uno ha traído, porque en general se termina el horario de visitas puntualmente a las 2 p.m.

También, aunque en alguna de las salas de espera hay unas listas que las cosas prohibidas y permitidas – desde los tipos de zapatos que los visitantes pueden usar hasta las variedades de frutas que si se permite entrar (sandia, melón y papaya) – en realidad, esto también es sujeto al capricho de los guardias de turno. La primera vez que visité traíamos tamales y nos obligaron a desenvolverlos uno por uno. La segunda vez traíamos chuchitos y no nos obligaron a abrir todos, en el primer punto de inspección detallado la guardia de turno solamente me pidió abrir uno parcialmente.

Hay tres puntos de inspección de los paquetes y una inspección física, y es posible que el guardia en el ultimo punto de inspección rechaza algo que pasó por las otras inspecciones. La esposa de Rigoberto me dijo que una vez rechazaron unos medicamentos costosos – y ya estando adentro no sabia que hacer porque no hay un servicio de portero donde uno puede dejar las cosas rechazadas hasta que uno sale. Ella metió el paquete en un rincón de la sala de inspección y afortunadamente pudo recuperarlos cuando salió. La resulta de este proceso largo, arduo y caprichoso es crear un ambiente de inseguridad por los y las visitantes. También para los presos porque no saben si van a poder recibir cosas mas esenciales como medicamentos. Es como una prueba de resistencia para los y las visitantes. Yo solamente lo hice dos veces, y esas experiencias aumentaron mi aprecio para las valientes esposas de Rigoberto y Domingo, quienes lo han hecho fielmente durante los 4 meses que sus maridos han pasado en este cárcel.


Ya pasando la última revisión de sus paquetes, los y las visitantes pasan por un torniquete de entrada, donde se encuentran sumergidos en un mar de humanidad, perfumado con una mezcla de miedo, ansiedad, anticipación, alegría, tristeza y un sin de emociones. Pero afortunadamente Domingo estaba esperándonos, y nos condujo a la mesa que él y Rigoberto habían reservado, donde pudiéramos sentar, compartir una comida, entregar unas cartas y otras encomiendas, y mas importante, conversar con ellos. Ellos nos comentaron que para ellos, cada visita es como una sorpresa inesperada, que nunca se dan por sentado que sus amigos y seres queridos puedan superar los obstáculos que una visita representa. 

Nos confiaron que la situación dentro de la cárcel se ha hecho un poco inestable y precaria. Rigoberto nos dijo que “Han pasado muchas cosas terribles”, y hace poco han instalado un nuevo director del Preventivo quien está intentando, según Rigo, “a establecer mas control.”  Pero informó Rigo, no para la seguridad de los presos sino para el beneficio del sistema penitencial.

Durante el transcurso de la visita, nos hablaron sobre la incapacidad del sistema de justicia. Dos días antes de nuestra visita, jueves el 16 de julio, varios de los solidarios fuimos a Huehuetenango para estar presente en una audiencia para ellos, pero un poco después de las 9 de la mañana, los abogados salieron de la corte en Huehue para decirnos que se suspendieron la audiencia hasta el 18 de agosto, en parte porque el sistema penitencial no pudo trasladar los presos para que estuvieron presentes a la hora determinada.  Pero en la cárcel, Domingo nos dijo que si les habían sacado del Preventivo, les habían metido en la palangana de un picop, con sus manos atadas con esposas, “como si fuéramos animales”, pero no llegaron en Huehuetenango hasta las 11:30 de la noche, cuando la audiencia fue programada para las 8:30 de la mañana. Rigo agregó que era una experiencia muy dura y humillante, porque eran expuestos al sol, y luego lluvia , que no les dieron comida y “nos trataron como coches.”

Sin embargo, tanto Domingo como Rigoberto muestran su determinación a seguir con su lucha, no solamente para liberarse de la cárcel pero la lucha para defender el territorio y la vida. Después de haber terminado nuestro almuerzo, los presos tuvieron que salir para alinearse y ser contados, pero luego regresaron y resumimos nuestra conversación. Rigoberto me pidió sacar mi cuaderno para que yo pudiera transcribir algunas de sus observaciones para compartir con sus compañeros y compañeras.

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En mi caso en particular, no puedo hablar para Domingo, porque cada quien tiene sus sentimientos, en los 4 meses que vamos a cumplir ahora, cada día nos va rectificando que la lucha de nuestros pueblos es mas justa y necesaria ahora que nunca. El sistema implantado en este país, y las estructuras creadas por los colonizadores aún sigan vigentes. Nuestros pueblos siguen siendo olvidados ahora como hace 497 años. Entonces los tres poderes del estado que funcionaban para crear y mantener la real colonia, desde 1524 hasta 1821, estos tres poderes funcionaban  y los pueblos fueron olvidados. Desde 1821 para acá estos poderes se recomponen para el beneficio de los mismos – los elites, los ladinos.  Y eso no ha cambiado nada y no ha contribuido nada para el bien de nuestros pueblos. Ellos han recompuestos sus leyes, solo para el beneficio de ellos. Las estructuras se han reconstruido para el beneficio de ellos. La lucha se ratifica que es mas urgente hoy que nunca.

El sistema de justicia no ha cambiado nada para nuestros pueblos.  Ha sido mas sutil  la manera de represión. Han sutilizado sus mecanismos.  Cuando un indígena, una persona indígena va en la cárcel, cuando queda preso, las condiciones se dificultan. Pero cuando es uno de ellos las cosas cambian.

Y los que estamos como presos políticos, quizás cuando estamos afuera, sabia que yo soy metido en estas luchas. Pero cuando uno está en la cárcel, la familia, quiere o no quiere su familia, a veces se suma a la lucha política. La familia de uno va adquiriendo nuevos compromisos, nuevos conocimientos que expanden sus perspectivas. La experiencia los exponen a nuevas cosas. Estas sus unas de las consecuencias de estar presos en este sistema.  Hay una percepción negativa por parte de los enemigos a nuestra familias.             Pero también, a la misma vez, hay mucha gente que empieza a tener un aprecio para la familia de uno, que en el alrededor de uno hay personas que aprecian y que dan apoyo. Es un apoyo incalculable para mi saber que para mi esposa, hay quien la aprecia,  hay quien la apoya, hay quien la abraza con mucho cariño.

En mi caso, estando aquí en la cárcel, no hay nada mas que hacer que leer, que estoy leyendo mucho. Hay otras actividades que a lo mejor parecen muy insignificantes pero tienen su importancia. Por ejemplo, aquí no hay lasos para la ropa. Pero yo inventé a manera de hacer lasos. Si tenemos costales o tenemos morales, podemos deshacerlos y usar los materiales para confeccionar lasos. Parece que los hago bien, que los trenzo bien, y entonces ahora me piden lasos. Ya se cobra, unos diez quetzales, 15 quetzales. De un costal sale un laso. Ya no se pierde nada.

También, yo lavo mi ropa. Yo lo lavo bien. Entonces hay gente que manda a lavar su ropa. Por ejemplo, hace unos días dentro del mismo cárcel, mandaron manteles para lavar, y yo cobro otros pocos quetzales. Pero no lo hago para el dinero. El valor para mi nos es el valor económico, no es el valor del dinero. Es el valor de hacer algo productivo mientras estoy en la cárcel.

También, unos otros presos me han pedido cursos sobre los idiomas Mayas. Y alguna gente están interesados en la cosmovisión. Y estamos mirando como podemos programar una charla, quizás no solamente para personas de este sector pero para otros sectores también. Ellos necesitan fortalecer sus conocimientos.
Además, estoy tomando un curso. Dentro del sistema penitencial ofrecen cursos para los presos. Ofrecen cursos de idiomas extranjeros, cursos en corte de cabello, contabilidad, electrónica, computación, enfermería o sea primeros auxilios. Yo me inscribí en el curso de electrónica. Eso es para adquirir mas conocimiento y para ocupar mi tiempo.

Hoy sábado me pongo a lavar cuando ustedes se vayan. Domingos por la tarde hay un horario para el estudio de la biblia. Lunes es el curso de electrónica. Martes me dedico a la lectura. También tenemos un grupo para adultos mayores, es decir, los con mas de 50 años. Nos juntamos los días martes en la tarde y se hace ejercicios, para mantener el cuerpo. Tengo problemas con la columna y pensé que no podría pero eso si me ha ayudado mucho. Miércoles tengo libre pero posiblemente tengo cosas que lavar. Jueves también es libre. Muchas veces los abogados vienen a visitarnos entre semana. Sábado es día de las visitas, entonces así paso la semana.

Estoy participando en el grupo de lectura de la biblia para afirmar mi propia espiritualidad.  Sabemos que la cristianismo fue impuesto para dominarnos y no para el bien de nosotros y mi participación en este grupo de estudio me ha confirmado.  Hay grupos de estudio de la biblia domingo, miércoles y jueves.  Pero siempre se aprende algo.

En vez de ver la cárcel como algo malo, si lo miramos por otra perspectiva, te permite analizar la cantidad de problemas que tiene el país. El sistema es incapaz de resolver estos problemas para las personas, y la cárcel refleja la incapacidad del sistema. 95% de la población dentro de este centro preventivo está aquí sin tener ningún delito. En el sector 13, un 75-80% de los presos están aquí por delitos que se inventan. Si el sistema de justicia fuera mas efectivo, no habían tantos cárceles.
Los 73 personas aquí en el sector 13 fueron personas productivas. Se han quitado del pueblo de Guatemala 73 personas que podrían ser útiles, productivas. Yo no estoy defendiendo los que han cometido delitos, solamente observando que el sistema de justicia quita de la sociedad muchos miembros productivos. En el fondo la gente tiene su parte positiva. Aquí no podemos rechazar a nadie. Lo que se han hecho mal es el sistema. Nos han hecho guardar mas rancor para el sistema. El sistema es el que pierda, por tener tantas personas presos, no la gente.
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Cuando terminó de dictar estas palabras, Rigoberto nos dio de conocer que para él, es muy importante que los movimientos y las personas se unen. Es decir, no olvidar las diferencias, pero superarlas para poder enfrentar al sistema que ha fomentado divisiones para hacer daño a los pueblos. “Las diferencias hay que superarlas y trabajar. Todos tenemos que sumar a la lucha.”  Al pronunciar estas palabras, ya llegó la hora de la salida de los y las visitantes. Me urgió compartir sus pensamientos con los compañeros y compañeras de los movimientos. Retrasamos nuestros pasos al torniquete, donde esperábamos para el guardia de turno a abrirlo. Mirando a las caras de los reos y sus familiares uno observaba un arcoíris de expresiones y emociones. Ya los familiares pensando en el largo viaje a casa, y como están los niños o los animales que han dejado, quizás planificando como juntar los recursos para la próxima visita, o en algunas tareas o pedidos que les han dado sus seres queridos presos.  Ya vino la guardia, entonces rápidamente los últimos abrazos fuertes y besos, y su esposa y yo pasemos la barrera que nos dividió de Rigoberto y Domingo para el momento. Animadas por la energía de la visita pero a la vez dolidas por la brusca ruptura de la cercanía que habíamos compartido por unas horas, nos mirábamos atrás para una ultima vista, y subimos las gradas, recogimos nuestros documentos, pasemos la ultima puerta y así regresamos al mundo que nos esperaba afuera de la cárcel.

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